Ciudad de México 09 de Noviembre de 2018 (El país).- Una mala noche anticipa un día peor. Dormir mal o menos tiempo del necesario implica pagar un precio inmediato: nuestro rendimiento físico disminuye, estamos irritables, tenemos dificultad para concentrarnos, la somnolencia nos invade y la memoria patina. Si ocurre un día no pasa nada, pero si la situación se prolonga, puede tener graves consecuencias. A largo plazo un buen descanso supone un seguro para nuestra salud porque es imprescindible para el desarrollo físico y neurólogico y previene numerosas enfermedades. Hasta el 40% de las personas que acuden a su médico de Atención Primaria presentan síntomas relacionados con un mal dormir, según David Nutt, especialista en trastornos del sueño de la Universidad de Bristol (Reino Unido).
La relación entre el descanso y la salud es una evidencia científica y, sin embargo, muchas personas no lo tienen en cuenta en su vida diaria ni en las decisiones que toman como consumidores. La compra del colchón al que confiamos nuestro descanso una media de diez años se convierte con frecuencia en una carrera por cazar la última ganga, ese modelo de precio impactante que puede costar una cuarta parte de lo que vale un móvil de última generación.
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