Ciudad de México, 09 de Enero 2018 (Redacción).- Lo cierto es que fumar es un arma de doble filo para nuestro cerebro. Las consecuencias del tabaco sobre la salud son catastróficas. Imágenes de tumores de garganta, cáncer de pulmón, intervenciones coronarias, envejecimiento, infertilidad o impotencia sexual ilustran las cajetillas, pero estos impactantes efectos no son los únicos: un estudio publicado en Molecular Psychiatry señala que fumar también provoca en el cerebro daños en el comportamiento, relacionando el consumo de tabaco con la disminución de la corteza cerebral, la parte del cerebro donde residen las funciones como el pensamiento, la memoria, la toma de decisiones, la percepción o el lenguaje.
Según la investigación, el fumador tiene una corteza cerebral más delgada que las personas que nunca han fumado. Esto es importante porque la medida del grosor de la corteza cerebral se utiliza como indicador biológico del posible inicio del deterioro cognitivo, pero para aquellos que no incumplan sus buenos propósitos hay esperanza. “Las personas que abandonan esta adicción se producen una recuperación parcial de su espesor”, señalaron los catedráticos de Biología Celular en la Universidad de Salamanca
Así que ya saben ahora tiene un buen propósito de año nuevo.
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