Ciudad de México 25 Enero del 2018 (redacción).-Andrés Manuel López Obrador al enfrentarse a su tercer intento por llegar a la Presidencia de la República, decide darle un giro de 360 grados a su discurso, pasando de un líder radical a burlón y divertido. Esto se debe a un cambio de estrategia política para lograr acabar con los miedos en sectores empresariales sobre el peligro que  representaría para México.

Estamos a la mitad de las precampañas rumbo a las elecciones del 01 de Julio, López Obrador sigue siendo el más crítico del sistema, lo que mejor sabe hacer es fastidiar al Gobierno Federal y a sus gobernadores. Su postura de redentor se mantiene abriéndoles las puertas a todos los políticos que años atrás eran sus rivales y en el 2018, decidieron aliarse a él.

A pesar de sus creencias religiosas ha evitado manifestarse públicamente sobre las bodas gay y la interrupción del embarazo, se ha limitado a decir que haría una consulta ciudadana para que el pueblo decida.

La realidad es que se trata de un cálculo político para evitar que él mismo “se meta el pie” y esfumar las dudas sobre él. Por lo pronto, ya logró atraer a empresarios de Monterrey y Guadalajara. Por lo visto el principal reto es quitar la mala imagen de que asumiría al país en una crisis como la de Venezuela.

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